Me parece muy interesante reivindicar el doble papel que puede representar en el día de hoy una figura como la de Sor Juana Inés de la Cruz. Por una lado, es necesario destacar, por ser de una modernidad increíble, su valentía, reforzada desde la posición de independencia que le otorga su falta de ambición política (renuncia a ser abadesa) o económica (vende los bienes que posee para entregárselos a los pobres). Esta actitud la lleva a defender el derecho de la mujer a tomar sus propias decisiones o a expresar sus puntos de vista frente a la autoridad masculina. Todo ello, sin menoscabar el voto de obediencia propio de su condición de religosa. Por otro lado, no menos importante, su condición de escritora, fundamentalmente de poetisa , en un mundo y en un terreno, casi exclusivos del hombre. Llaman la atención su precocidad, su amplia cultura, su capacidad expresiva en la que sobresale lo humano por encima de lo religioso. Así, resultan representativos de su doble vertiente poemas reivindicativos como las redondillas que comienzan "Hombres necios que acusáis...", o aquellos otros como el soneto "Esta tarde mi bien cuando te hallaba", tan lleno de ternura, de humanidad, de amor. Figura, pues, de gran actualidad y que nos permite enlazar la literatura barroca y femenina, con estos tiempos en los que cualquier reivindicación, especialmente si es de una mujer, se persigue con una actitud cargada de anacrónico paternalismo.
Me parece muy interesante reivindicar el doble papel que puede representar en el día de hoy una figura como la de Sor Juana Inés de la Cruz.
ResponderEliminarPor una lado, es necesario destacar, por ser de una modernidad increíble, su valentía, reforzada desde la posición de independencia que le otorga su falta de ambición política (renuncia a ser abadesa) o económica (vende los bienes que posee para entregárselos a los pobres). Esta actitud la lleva a defender el derecho de la mujer a tomar sus propias decisiones o a expresar sus puntos de vista frente a la autoridad masculina. Todo ello, sin menoscabar el voto de obediencia propio de su condición de religosa.
Por otro lado, no menos importante, su condición de escritora, fundamentalmente de poetisa , en un mundo y en un terreno, casi exclusivos del hombre.
Llaman la atención su precocidad, su amplia cultura, su capacidad expresiva en la que sobresale lo humano por encima de lo religioso. Así, resultan representativos de su doble vertiente poemas reivindicativos como las redondillas que comienzan "Hombres necios que acusáis...", o aquellos otros como el soneto "Esta tarde mi bien cuando te hallaba", tan lleno de ternura, de humanidad, de amor.
Figura, pues, de gran actualidad y que nos permite enlazar la literatura barroca y femenina, con estos tiempos en los que cualquier reivindicación, especialmente si es de una mujer, se persigue con una actitud cargada de anacrónico paternalismo.
¡Qué gusto leerte, Francisco! ¡Qué bien, Ester, que te hayas acordado de Sor Juana Inés este día! Saludos a ambos
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